Todas las noches hay conciertos para hacer homenaje a la virgen y saludar a los peregrinos que vinieron desde lejos hasta Itatí. Particularmente el 15 por la noche, hay representaciones con cantos típicos. A las doce sacan a la virgen de madera de la iglesia, y todo el público la aclama levantando los brazos y gritando su nombre.
En las terrazas unos aprovechan este momento para charlar con los vecinos y amigos, compartiendo un mate, otros prefieren bailar al ritmo del Chamamé, baile típico de la región. El ambiente es muy caluroso.
Al día siguiente la gente va por el río Paraná para ver el encuentro entre las vírgenes de Paraguay y de Itatí. En efecto, ponen a la virgen del pueblo en un barco que va hasta la tierra de Paraguay; los paraguayos hacen lo mismo con su virgen. Así se nota cierta solidaridad entre la gente.
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